La andadura de Alión se inicia en 1986, cuando la familia Álvarez decide crear una bodega que produjera, con viñedos propios, un vino con una filosofía diferencial e independiente a la de Bodegas Vega Sicilia. Por este motivo se descartó elaborar el vino en las instalaciones de Vega Sicilia, ya que los Álvarez no deseaban crear una marca que pudiera ser considerada como un segundo vino de la casa. En 1995 sale al mercado el primer vino de Alión en medio de una expectación extraordinaria. No en vano, se trataba de la primera novedad del grupo Vega Sicilia en muchas décadas, cuidadosamente meditada y fraguada desde 1986.
De hecho, este había nacido antes de tener un lugar en el que reposar. En previsión de la inminente creación de la bodega se elaboraron en Bodegas Vega Sicilia 32.400 botellas de la cosecha de 1991 que se presentó 4 años más tarde. Una cantidad pequeña pero suficiente, sin embargo, para dar un firme testimonio de la rotundidad del vino que, con su primera añada, se ganó un puesto en la lista de los Top 100 de la influyente revista norteamericana Wine Spectator.
La tarea de adecuación a los criterios de calidad y amor al detalle que caracterizan a esta familia es coronada en el año 2000. Ahí se produce la última gran modernización en las bodegas. El siglo XXI ha dado la bienvenida a los depósitos de madera para la fermentación después de que la experiencia de recuperar este material en Vega Sicilia haya sido tan positiva.
Los suelos de Alión están compuestos por materiales aportados por el rio Duero a lo largo de miles de años formando terrazas medias y bajas. Son suelos con buen drenaje, profundos, con alternancia de materiales gruesos y finos junto a gravas cuarcíticas que arrastró el Duero.
La textura franca y franco-arenosa permite una buena retención de agua que facilita la nutrición de la planta, y los carbonatos en profundidad confieren a la uva un fino y maduro tanino que ayudan a moldear la personalidad de Alión.